Explicación de los cantos
para cada parte de la misa

La misa

Es la celebración que tenemos los cristianos donde se hace presente la Pascua de Jesús en nuestras vidas.
Entrada

Es un canto para embellecer y dar sentido a lo que es el comienzo: la procesión, la formación de la asamblea o la situación de esta ante el Misterio o el tiempo litúrgico que se va a celebrar. Su objetivo es crear un clima, revelar el contenido de la celebración, motivar la participación. Este canto de entrada, asumiendo el gesto personal y adaptándolo a la comunidad que celebra, tiene como finalidad crear comunidad que se prepara para escuchar la Palabra y celebrar la Eucaristía.

Acto penitencial

También conocido como Kyrie eleison: Señor ten piedad. Es una súplica, pero en tono de aclamación confiada; es una invocación que pone más énfasis en la grandeza de Cristo que en nuestra miseria. Reconocer la grandeza de Cristo y a la vez en que podrá y querrá ayudarnos en nuestra debilidad nos dispone a celebrar la Eucaristía. (Dossiers CPL 39).

Gloria

Se trata esta vez de un himno, no de una simple aclamación. Es uno de los mejores cantos que se le encomiendan a la comunidad para que todos participen. El Gloria nos hace empezar cantando nuestra gratitud, admiración, súplica y confianza al Dios Trino. S. Agustín nos enseña: “la alabanza de Dios cantada, eso se llama himno…”si es alabanza, y alabanza de Dios, pero no es cantada, no es un himno” (idem.)

Salmos

El Salmo es un elemento lírico, de meditación, de respuesta del pueblo a la Palabra de Dios. Es responder a Dios que nos habla, pero responder con palabras que vienen de la Escritura misma. Es recoger la tradición de la plegaria del pueblo de Dios… Por ello, porque el salmo tiene ese sentido, no debería sustituirse por ningún canto; podría sustituirse por un salmo más comprensible o de más fácil canto que tenga relación con los sentimientos del tiempo litúrgico correspondiente (IDEM)

Aleluia

Es una de las cinco “aclamaciones” que debería ser cantada en las Misas. Aclamación pascual que nos prepara para el Evangelio. Si no se canta, ha de ser omitido (IGMR 39)

Ofertorio

Dentro del conjunto de cantos que, tradicionalmente, eran reconocidos como “cantos propios” se encuentra el Canto para el Ofertorio, también música funcional (en función de otro rito). Al presentar los dones de pan y vino, y la preparación del Altar, se nos sugiere serena distensión (de “pausa” en lenguaje musical) entre la Liturgia de la Palabra y la Plegaria Eucarística.
Si hay procesión con las ofrendas, cantar junto con la asamblea; también puede ser una pieza cantada por un solista o por el coro; o escuchar música adecuada al rito. Lo importante es que el canto o música que hagamos, ayuden y acompañe este momento de preparación, serenidad, ofrecimiento personal y comunitario.

Santo

Es la “aclamación” de alabanza del pueblo que concluye el prefacio de la oración eucarística. Nos unimos a toda la comunión de los santos para aclamar al Señor. Lo ideal es que sea entonado por toda la asamblea. (Dossiers CPL 38)

Cordero

Lo canta el pueblo, en forma completa o respondiendo “ten piedad de nosotros/ Danos la paz” frente a cada invocación cantada por un coro o un solista. Es un canto que acompaña a un rito, y que nos hace reflexionar sobre su sentido: Cristo es el cordero inmolado por nosotros en la cruz. La música debe acompañar el sentido del momento. No puede sustituirse por otro canto.

Comunión

El canto para la Comunión expresa la relación personal del que comulga con Cristo, y la relación comunitaria de todos los que comulgan juntos. Pone de manifiesto el carácter festivo del banquete eucarístico. Supone la participación de la asamblea. Dentro de una jerarquización de cantos en la celebración eucarística, la procesión de comunión y el canto que la acompaña debería ser tenido en cuenta como uno de los grandes momentos de participación musical y festiva del pueblo reunido en el Señor.

Meditación

Este canto es optativo. El lugar del “silencio” no debe de ser descuidado; si elegimos un canto de meditación que no sea para “adornar” un momento o para “lucir “al coro o al solista; más bien cuidamos el sentido “ministerial”, de servicio del canto al momento litúrgico. Una linda letra adecuada puede ayudar a la asamblea a recogerse, a llorar, a vibrar, a convertirse, a orar. (idem)

Despedida

Puede cantarse un canto específico de despedida o a la Virgen. Se entona con la participación de todos.

Otros

Son aclamaciones, respuestas, acción de gracias, misas especiales, sacramentos.